Primero mencionaré lo que NO es. Regresar a las raíces hebreas NO es JUDAIZAR
(seguir normas rabínicas). Regresar a las raíces hebreas NO es hablar HEBRAÑOL.
Regresar a las raíces hebreas NO es usar talit, tzitziyot, ni kipá. Regresar a
la raíces hebreas NO es autollamarse roé, moré, rav, etc. Regresar a raíces
hebreas NO es negar la divinidad de Jesús ni pronunciar correctamente su nombre
o el nombre de su Padre en hebreo. Regresar a las raíces hebreas NO es negar la
trinidad. Regresar a las raíces hebreas
NO es usar literatura rabínica como literatura autoritaria. Regresar a las
raíces hebreas NO es practicar
misticismo y kabalá.
Regresar a las raíces hebreas es RECONOCER QUE TODA LA
ESCRITURA, LA BIBLIA, ES DE CONTEXTO CULTURAL Y LINGUÍSTICO HEBREO. Y por lo
tanto debe ser estudiada y escudriñada dentro del mismo. El Judaísmo actual NO
es el Judaísmo de la época de los Saduceos y Fariseos de la época de Jesús, sus discípulos y apóstoles. Por lo tanto tenemos
que indagar en la historia de Israel para comprender correctamente la colección
de Escrituras que hoy llamamos la Biblia. Las creencias acerca de la trinidad y
divinidad del Hijo de Dios NO provienen del Catolicísmo ni del Cristianismo
Protestante. Son creencias hebreas que podemos encontrar en escritos del primer
siglo como el Evangelio de Juan, la carta a los Colosenses, la carta a los Hebreos, los escritos de Filón de Alejandría. las
traducciones parafraseadas del las
Escrituras hebreas al arameo (targumím) y
Escritos Nazarenos en arameo (peshitta).
Regresar a las raíces hebreas NO es salirse del Cristianismo
sino indagar en sus raíces que se han perdido en casi dos mil años de
apostasía y compartirlo con nuestros hermanos. Regresar a las raíces hebreas es
volverse a Dios dejando dogmas, postulados eclesiásticos y prejuicios
religiosos a un lado y sumergirse en Su Palabra dentro de su contexto para una
mayor comprensión. Regresar a las raíces hebreas es el principio del cumplimiento
de las profecías que hablan acerca de la
restauración de todas las cosas y del tabernáculo caído de David pues ellas
dicen del Mesías...
Él será muy grande y lo
llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado
David. Y reinará sobre Israel para siempre; ¡su reino no tendrá fin!
(Lucas 1:32-33
NTV)
Él es una luz para revelar a
Dios a las naciones, ¡y es la gloria de tu pueblo Israel!».
(Lucas 2:32 NTV)
Regresar a las raíces hebreas ES ser parte
del pueblo de Israel, el pueblo creado por Dios para sí mismo, para ser luz a
las naciones. Regresar NO es apostatar ni ser hereje. Regresar ES
reafirmarse en la verdad. Y la verdad es que toda la Biblia, de Génesis a Apocalipsis,
es hebrea. Negarlo es irse en contra del Dios verdadero, el Dios de Abraham,
Isaac y Jacob, el Dios de Israel; y de Su Palabra, su Hijo, Jesús el Mesías de
Israel, descendiente de David, de la tribu de Judá, Rey de reyes y Señor de
señores.
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