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domingo, 24 de abril de 2016

La resurrección de Jesús


Hay quienes pueden negar la resurrección física de Jesús pero seguir afirmando que creen en la resurrección.
Leer más: La resurrección de Jesús fue corporal o no fue por Juan Stam para protestantedigital.com
Cito del artículo enlazado:

Hoy día está de moda entre algunos teólogos liberales afirmar, "Yo creo en la resurrección, pero de otro modo". Para ellos, Jesús resucitó en los recuerdos de los discípulos, en la fe y esperanza de ellos, en la predicación de los apóstoles o en el nacimiento de la iglesia. Casi cualquier cosa, menos su propio cuerpo. De  esa manera pueden negar la resurrección física de Jesús pero seguir afirmando que creen en la resurrección.

Queda claro que para los primeros seguidores del Resucitado, Cristo había resucitado corporal, visible y tangiblemente. Negar eso no es “otro modo” de creer en la resurrección sino una manera más sutil de negarla.

Evidencias de la resurrección del Mesías


Sé que el SEÑOR siempre está conmigo; no seré sacudido, porque él está aquí a mi lado. Con razón mi corazón está contento y yo me alegro;* mi cuerpo descansa seguro, porque tú no dejarás mi alma entre los muertos* ni permitirás que tu santo* se pudra en la tumba. Me mostrarás el camino de la vida, me concederás la alegría de tu presencia y el placer de vivir contigo para siempre.*
(Salmos 16:8-11 NTV)

El rey David dijo lo siguiente acerca de él: “Veo que el SEÑOR siempre está conmigo. No seré sacudido, porque él está aquí a mi lado. ¡Con razón mi corazón está contento, y mi lengua grita sus alabanzas! Mi cuerpo descansa en esperanza. Pues tú no dejarás mi alma entre los muertos* ni permitirás que tu Santo se pudra en la tumba. Me has mostrado el camino de la vida y me llenarás con la alegría de tu presencia”*. »Queridos hermanos, ¡piensen en esto! Pueden estar seguros de que el patriarca David no se refería a sí mismo, porque él murió, fue enterrado y su tumba está todavía aquí entre nosotros. Pero él era un profeta y sabía que Dios había prometido mediante un juramento que uno de los propios descendientes de David se sentaría en su trono. David estaba mirando hacia el futuro y hablaba de la resurrección del Mesías. Él decía que Dios no lo dejaría entre los muertos ni permitiría que su cuerpo se pudriera en la tumba. »Dios levantó a Jesús de los muertos y de esto todos nosotros somos testigos.
(Hechos 2:25-32 NTV)

Les anunciamos al que existe desde el principio,* a quien hemos visto y oído. Lo vimos con nuestros propios ojos y lo tocamos con nuestras propias manos. Él es la Palabra de vida. Él, quien es la vida misma, nos fue revelado, y nosotros lo vimos; y ahora testificamos y anunciamos a ustedes que él es la vida eterna. Estaba con el Padre, y luego nos fue revelado. Les anunciamos lo que nosotros mismos hemos visto y oído, para que ustedes tengan comunión con nosotros; y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Escribimos estas cosas, para que ustedes puedan participar plenamente de nuestra alegría.*
(1 Juan 1:1-4 NTV)

Entonces Pablo, de pie ante el Concilio,* les dirigió las siguientes palabras: «Hombres de Atenas, veo que ustedes son muy religiosos en todo sentido porque, mientras caminaba observé la gran cantidad de lugares sagrados. Y uno de sus altares tenía la siguiente inscripción: “A un Dios Desconocido”. Este Dios, a quien ustedes rinden culto sin conocer, es de quien yo les hablo. »Él es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él. Ya que es el Señor del cielo y de la tierra, no vive en templos hechos por hombres, y las manos humanas no pueden servirlo, porque él no tiene ninguna necesidad. Él es quien da vida y aliento a todo y satisface cada necesidad. De un solo hombre* creó todas las naciones de toda la tierra. De antemano decidió cuándo se levantarían y cuándo caerían, y determinó los límites de cada una. »Su propósito era que las naciones buscaran a Dios y, quizá acercándose a tientas, lo encontraran; aunque él no está lejos de ninguno de nosotros. Pues en él vivimos, nos movemos y existimos. Como dijeron algunos de sus* propios poetas: “Nosotros somos su descendencia”. Y, como esto es cierto, no debemos pensar en Dios como un ídolo diseñado por artesanos y hecho de oro, plata o piedra. »En la antigüedad Dios pasó por alto la ignorancia de la gente acerca de estas cosas, pero ahora él manda que todo el mundo en todas partes se arrepienta de sus pecados y vuelva a él. Pues él ha fijado un día para juzgar al mundo con justicia por el hombre que él ha designado, y les demostró a todos quién es ese hombre al levantarlo de los muertos». Cuando oyeron a Pablo hablar acerca de la resurrección de los muertos, algunos se rieron con desprecio, pero otros dijeron: «Queremos oír más sobre este tema más tarde». Con esto terminó el diálogo de Pablo con ellos,
(Hechos 17:22-33 NTV)

Ahora, amados hermanos, permítanme recordarles la Buena Noticia que ya les prediqué. En ese entonces, la recibieron con gusto y todavía permanecen firmes en ella. Esa es la Buena Noticia que los salva si ustedes siguen creyendo el mensaje que les prediqué, a menos que hayan creído algo que a principio de cuentas nunca fue cierto.* Yo les transmití a ustedes lo más importante y lo que se me había transmitido a mí también. Cristo murió por nuestros pecados tal como dicen las Escrituras. Fue enterrado y, al tercer día, fue levantado de los muertos, tal como dicen las Escrituras. Lo vio Pedro* y luego lo vieron los Doce. Más tarde, lo vieron más de quinientos de sus seguidores* a la vez, la mayoría de los cuales todavía viven, aunque algunos ya han muerto. Luego lo vio Santiago, y después lo vieron todos los apóstoles. Por último, como si hubiera nacido en un tiempo que no me correspondía, también lo vi yo. Pues soy el más insignificante de todos los apóstoles. De hecho, ni siquiera soy digno de ser llamado apóstol después de haber perseguido la iglesia de Dios, como lo hice. Sin embargo, lo que ahora soy, todo se debe a que Dios derramó su favor especial sobre mí, y no sin resultados. Pues he trabajado mucho más que cualquiera de los otros apóstoles; pero no fui yo sino Dios quien obraba a través de mí por su gracia. Así que no importa si predico yo o predican ellos, porque todos predicamos el mismo mensaje que ustedes ya han creído. Pero díganme lo siguiente: dado que nosotros predicamos que Cristo se levantó de los muertos, ¿por qué algunos de ustedes dicen que no habrá resurrección de los muertos? Pues, si no hay resurrección de los muertos, entonces Cristo tampoco ha resucitado. Y, si Cristo no ha resucitado, entonces toda nuestra predicación es inútil, y la fe de ustedes también es inútil. Y nosotros, los apóstoles, estaríamos todos mintiendo acerca de Dios, porque hemos dicho que Dios levantó a Cristo de la tumba. Pero eso no puede ser cierto si no hay resurrección de los muertos. Y, si no hay resurrección de los muertos, entonces Cristo no ha resucitado. Y, si Cristo no ha resucitado, entonces la fe de ustedes es inútil, y todavía son culpables de sus pecados. En ese caso, ¡todos los que murieron creyendo en Cristo están perdidos! Y, si nuestra esperanza en Cristo es sólo para esta vida, somos los más dignos de lástima de todo el mundo. Pero lo cierto es que Cristo sí resucitó de los muertos. Él es el primer fruto de una gran cosecha, el primero de todos los que murieron.
(1 Corintios 15:1-20 NTV)

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