Cuando leemos la Biblia en su contexto, teniendo en cuenta la relevancia de la audiencia, podemos comprender pasajes biblícos que han sido mal interpretados por doctrinas. Por ejemplo, la expresión "cielo y tierra" usada por Jesús no es algo literal sino simbólico del templo.
La expresión “el cielo y la tierra” era usada para hablar del Templo de Jerusalén, el historiador judío Josefo nos da una explicación:“semejante distribución del Tabernáculo resultaba ser también una imitación del Universo. En efecto, el sector tercero . . . constituía una especie de cielo reservado para Dios, mientras que en el sector de los veinte codos podían entrar sólo los sacerdotes, igual que los hombres están facultados para recorrer tierras y mares.”Antigüedades Judías – Libro III“al dividir Moisés el tabernáculo, que tiene unas dimensiones de treinta codos, en tres partes y asignar dos de ellas a todos los sacerdotes en calidad de lugar público y transitable, significó la tierra y el mar, ya que también éstos son accesibles a todos. Y, en cambio, la tercera parte la circunscribió sólo para Dios porque también el cielo es inaccesible a los humanos.”Antigüedades Judías – Libro IIIPor tanto, “el cielo y la tierra” era otra forma de llamar al Templo en tiempos de Jesús, por eso, lo que Jesús les estaba diciendo es: el Templo pasará, el Antiguo Pacto pasará, los sacrificios pasarán, pero mi mensaje NO pasará, el Evangelio NO pasará, el Nuevo Pacto es un Pacto eterno ¡AleluYah!
-- Discurso Final.pdf, por Juan de Ministerio Luz a las Naciones.
En Mateo 5:17-19 dice:
No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
(Mateo 5:17-18 RV60)
Esto es como debe de entenderse.
No piensen que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir lo que está escrito. Porque de cierto os digo que hasta que el templo no sea destruido, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo lo que está escrito se haya cumplido.
Cuando Jesús le dijo a sus discípulos que el templo sería destruído ellos le preguntaron cuando pasaría esto y que señal habría de su destrucción (su venida- es una expresión que simboliza a Dios destruyendo una ciudad o nación por medio de un ejército).
Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
(Mateo 24:1-3 RV60)
La pregunta que le hacen sus discípulos es: ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de la destrucción del templo, y del fin de la era (de la ley y el pacto de Moises)?
Jesús les explica y detalla como y cuando será y termina afirmando que ciertamente pasará y será en su generación.
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
(Mateo 24:34-35 RV60)
Esto debe entenderse de esta forma.
De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. Ciertamente el templo será destruído
Pedro en una de sus cartas dice lo siguiente:
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.
(2 Pedro 3:9-13 RV60)
La palabra traducida como "ëlementos" es traducida como "pricipios básicos o rudimentarios" en las demás cartas del Nuevo Testamento y se refiere a los principios elementales de la Ley y no al cielo y la tierra física. Pedro está hablando de lo mismo que Jesús dijo en Mateo 24, de la destrucción del templo y el fin de la era Mosaica.
El les dice que el templo será destruído con fuego y terminará la era mosaica con ella, se cumplirá lo que está escrito en la ley y los profetas.
Esto sería como debemos entender este pasaje.
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (para salvarse de la destrucción que se avecina). Pero la destrucción de Jerusalén por los romanos vendrá repentinamente; en el cual el templo será destruído con gran estruendo, y los pricipios rudimentarios de la Ley desaparecerán pues el templo será incendiado y todo será quemado. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no deben ustedes de andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando la destrucción de Jerusalén que se avecina por medio del ejército romano, en el cual el templo será incendiado! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, un templo nuevo donde mora la justicia (la ciudad celestial, la nueva Jerusalén).
Un soldado de los que habían entrado, antes que Tito corriese a impedir y prohibirles que pusiesen fuego, lo había ya puesto a una puerta, y entonces presto, viendo ya que la llama por dentro relumbraba, partieron Tito y sus capitanes con él, y ninguno hizo más fuerza a los que por fuera ponían el fuego.
De esta manera, pues, fué quemado el templo contra la voluntad de Tito; pero aunque haya alguno que piense haber sido esta destrucción muy digna de lágrimas y de ser muy llorada, porque la obra era la mejor, más excelente y más maravillosa de cuantas hemos visto u oído, tanto en su edificio, cuanto en su grandeza y magnificencia en cada cosa, y en la gloria y honra que a las cosas santas aquí se daba y hacía, todavía sé que se consolará mucho por saber que así estaba por Dios determinado, de lo cual ni hay hombre, ni animal, ni edificio ni cosa alguna que pueda evitar ni guardarse.
Maravillaránse también por ver y saber la orden y verdad de los tiempos, por qué fué quemado ahora el mismo día y el mismo mes que los babilonios antiguamente lo quemaron. De la primera edificación, comenzada por el rey Salomón, hasta esta final destrucción, la cual aconteció el segundo año del imperio de Vespasiano, se cuenta haber pasado mil ciento treinta años, siete meses y quince días, y de la postrera edificación y renovación que hizo Ageo el segundo año del reino de Siro, hasta la destrucción acontecida, imperando Vespasiano, pasaron seiscientos treinta y nueve años, un mes y quince días.
-- Las Guerras de los Judíos VII, Capítulo X - Josefo,
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