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jueves, 22 de diciembre de 2011

La Fiesta de la Dedicación

Juan 10:22

El origen de la Fiesta de la Dedicación (Hanukka/Januca) está registrada en la historia de los Macabeos.

Judas y sus hermanos dijeron: "Nuestros enemigos están vencidos; subamos, pues, a purificar el Lugar Santo y a celebrar su dedicación." Se reunió todo el ejército y subieron al monte Sión. Cuando vieron el santuario desolado, el altar profanado, las puertas quemadas, arbustos nacidos en los atrios como en un bosque o en un monte cualquiera, y las salas destruidas, rasgaron sus vestidos, dieron muestras de gran dolor y echaron ceniza sobre sus cabezas. Cayeron luego rostro en tierra y a una señal dada por las trompetas, alzaron sus clamores al Cielo. Judas dio orden a sus hombres de combatir a los de la Ciudadela hasta terminar la purificación del Lugar Santo. Luego eligió sacerdotes irreprochables, celosos de la Ley, que purificaron el Lugar Santo y llevaron las piedras de la contaminación a un lugar inmundo. Deliberaron sobre lo que había de hacerse con el altar de los holocaustos que estaba profanado. Con buen criterio, acordaron demolerlo para evitarse un oprobio, dado que los paganos lo habían contaminado. Lo demolieron, pues, y depositaron sus piedras en el monte del templo, en un lugar conveniente, hasta que surgiera un profeta que diera respuesta sobre ellas. Tomaron luego piedras sin labrar, como prescribía la Ley, y construyeron un nuevo altar como el anterior. Repararon el Lugar Santo y el interior del templo y santificaron los atrios. Hicieron nuevos objetos sagrados y colocaron dentro del templo el candelabro, el altar del incienso y la mesa. Quemaron incienso sobre el altar y encendieron las lámparas del candelabro, que lucieron en el templo. Pusieron panes sobre la mesa, colgaron las cortinas y dieron fin a la obra que habían emprendido. El día veinticinco del noveno mes, llamado Quisleu, del año ciento cuarenta y ocho, se levantaron al romper el día y ofrecieron sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían construido un sacrificio conforme a la Ley. Precisamente fue inaugurado el altar con cánticos, cítaras, liras y címbalos, en el mismo tiempo y el mismo día en que los paganos lo habían profanado. El pueblo entero se postró rostro en tierra y adoró y bendijo al Cielo que los había conducido al triunfo. Durante ocho días celebraron la dedicación del altar y ofrecieron con alegría holocaustos y el sacrificio de comunión y acción de gracias. Adornaron la fachada del templo con coronas de oro y pequeños escudos, restauraron las entradas y las salas y les pusieron puertas. Hubo grandísima alegría en el pueblo, y el ultraje inferido por los paganos quedó borrado. Judas, de acuerdo con sus hermanos y con toda la asamblea de Israel, decidió que cada año, a su debido tiempo y durante ocho días a contar del veinticinco del mes de Quisleu, se celebrara con alborozo y regocijo el aniversario de la dedicación del altar.
(1 Macabeos 4:36-59 BJ3)

Esta fiesta se celebra en el noveno mes hebreo que corresponde a diciembre en nuestro calendario. Aunque no es una festividad ordenada en la Torah vemos que el escritor del libro de Juan (Evangelio de Juan) nos habla de ella.

Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. 
(Juan 10:22-23 BJ3)

Llegó entonces Janucá en Yerushaláyim. Era invierno, y Yeshua se paseaba en el Templo en el pórtico de Shlomo. 
(Juan 10:22-23 ECR)

La pregunta que todos nos hacemos es, ¿participó Yeshúa de la festividad de la dedicación del templo de Yerushaláyim? ¿Y por qué no? ¡Claro que sí! De otro modo ¿por qué el autor de este libro menciona la fiesta y nos dice que se paseaba por el templo?

En uno de los libros de los Macabeos vemos la importancia de esta fiesta, por la cual sin lugar a dudas el Mesías Yeshúa también la estaba celebrando.

Se encuentra en los documentos que el profeta Jeremías mandó a los deportados que tomaran fuego como ya se ha indicado; y cómo el profeta, después de darles la Ley, ordenó a los deportados que no se olvidaran de los preceptos del Señor ni se desviaran en sus pensamientos al ver ídolos de oro y plata y las galas que los envolvían. Entre otras cosas, les exhortaba a no apartar la Ley de sus corazones. Se decía también en el escrito cómo el profeta, después de una revelación, mandó llevar consigo la Tienda y el arca; y cómo salió hacia el monte donde Moisés había subido para contemplar la heredad de Dios. Y cuando llegó Jeremías, encontró una estancia en forma de cueva; allí metió la Tienda, el arca y el altar del incienso, y tapó la entrada. Volvieron algunos de sus acompañantes para marcar el camino, pero no pudieron encontrarlo. En cuanto Jeremías lo supo, les reprendió diciéndoles: "Este lugar quedará desconocido hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo y le sea propicio. El Señor entonces mostrará todo esto; y aparecerá la gloria del Señor y la Nube, como se mostraba en tiempo de Moisés, y cuando Salomón rogó que el Lugar fuera solemnemente consagrado." Se explicaba también cómo éste, dotado de sabiduría, ofreció el sacrificio de la dedicación y la terminación del templo. Como Moisés oró al Señor y bajó del cielo fuego, que devoró las ofrendas del sacrificio, así también oró Salomón y bajó fuego que consumió los holocaustos. Moisés había dicho: "La víctima por el pecado ha sido consumida por no haber sido comida." Salomón celebró igualmente los ocho días de fiesta. Lo mismo se narraba también en los archivos y en las Memorias del tiempo de Nehemías; y cómo éste, para fundar una biblioteca, reunió los libros referentes a los reyes y a los profetas, los de David y las cartas de los reyes acerca de las ofrendas. De igual modo Judas reunió todos los libros dispersos a causa de la guerra que sufrimos, los cuales están en nuestras manos. Por tanto, si tenéis necesidad de ellos, enviad a quienes os los lleven. A punto ya de celebrar la purificación, os escribimos: Bien haréis también en celebrar estos días. El Dios que salvó a todo su pueblo y que a todos otorgó la heredad, el reino, el sacerdocio y la santidad, como había prometido por la Ley, el mismo Dios, como esperamos, se apiadará pronto de nosotros y nos reunirá de todas partes bajo el cielo en el Lugar Santo; pues nos ha sacado de grandes males y ha purificado el Lugar. La historia de Judas Macabeo y de sus hermanos, la purificación del más grande templo, la dedicación del altar, las guerras contra Antíoco Epífanes y su hijo Eupátor, y las manifestaciones celestiales en favor de los que combatieron viril y gloriosamente por el Judaísmo, de suerte que, aun siendo pocos, saquearon toda la región, ahuyentaron las hordas bárbaras, recuperaron el templo famoso en todo el mundo, liberaron la ciudad y restablecieron las leyes que estaban a punto de ser abolidas, pues el Señor se mostró propicio hacia ellos con toda benignidad; todo esto, expuesto en cinco libros por Jasón de Cirene, intentaremos nosotros compendiarlo en uno solo. 
(2 Macabeos 2:1-23 BJ3)

¡Hanukka Sameach!


1 comentario:

Fundacion ArteyFeZuleima dijo...

gracias hermanos este mensaje es grande para mi vida y Ministerio espero que en estos tiempos nos alegremos cando pecadores aceptan el mensaje de salvación en Cristo jesus. Gloria a Dios por usted y su enseñanza del significado de la fiesta de la dedicación.Salud y sabiduria para nosotros amen