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sábado, 27 de junio de 2015

Un poco sobre la Alef la Tav y el Mesías.



El primer versículo de la Torá está lleno de misterios, enseñanzas y principios muy profundos que nos servirán para nuestro diario vivir. Es difícil elegir una sola perla de este gran tesoro para compartirles, pero avancemos con una de ellas. 

Está escrito:

בראשית ברא אלהים את השמים ואת הארץ׃
“Bereshit Bara Elohim ET HaShamaim Veet Haaretz”
“En el principio creo Dios los cielos y la tierra”

La primera frase de la biblia, y de la Tora de Israel tiene dentro una de las partículas literarias más complejas a la hora de traducir  el texto hebreo. Me refiero a la partícula: את que en el texto hebreo, su fonética es “et”, tiene una función prepositiva dentro de la frase, y que no se traduce en las versiones al español, ni al ingles, ni en ningún otro idioma, pues no tiene ninguna traducción posible fuera del Hebreo, por lo menos en el contexto del versículo 1 de Génesis cap. 1. Debido a esto es que los Midrashim y los Rabinos nos dicen que la explicación para esto es que: “En el principio creo Dios”, pero para hacerlo se valió de la את, es decir, de todas las letras del alefato hebreo, donde la primera de ellas es la אy la última de ellas es la tav ת. Es decir, la partícula prepositiva את constituye una abreviatura de la Torá y del Creador dentro de su lenguaje supremo, para contarnos que él hizo todas las cosas existentes, visibles e invisibles, a través de las letras hebreas, que a su vez son las palabras de HaShem que lo crearon todo, pues escrito está: “y dijo Dios, haya luz, y hubo luz”. (Gen. 1:3)

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