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domingo, 26 de febrero de 2012

Purim (suerte)


Hay un dicho que dice: "el que ignora la historia está condenado a repetirla.". Así pues muchos ignoran lo que dicen las Sagradas Escrituras e ignoran lo occurido en el pasado. El libro de Ester es la historia del pueblo de Israel en el exilio de Babilonia durante el inperio de los persas. Esta histora es muy parecida a los acontecimientos de hoy día en el medio oriente. Persia es el antiguo nombre de lo que hoy se conoce como Irán.
El nombre Persa proviene del latín Persa(e), y éste del griego Περσίς y Περσική; gent. El término Persa alude a una región histórica de Oriente Medio, al este de Mesopotamia, hoy en día Irán (http://es.wikipedia.org/wiki/Persia).
La historia relata el odio de un hombre hacia el pueblo judío y su deseo de destruirlo.

Y dijo Amán al rey Assuero: Hay un pueblo esparcido y dividido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no observan las leyes del rey; y al rey no viene provecho de dejarlos. Si le place al rey, escríbase que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey. Entonces el rey quitó su anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Amadata Agageo, enemigo de los judíos,
(Ester 3:8-10 RVR2011)

Hoy día tenemos un nuevo Amán, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad  el cual ha declarado publicamente destruir y borrar del mapa a la nación de Israel, que trabaja arduamente en la fabricación de armamento nuclear con el único propósito de cumplir sus deseos.

Cuenta la historia que todo parecia que los planes de Amán se cumplirían pero la suerte cambió y la destrucción  vino para sí mismo.

Y EN el mes duodécimo y que es el mes de Adar, a trece del mismo, en el que tocaba se ejecutase el mandamiento del rey y su ley, el mismo día en que esperaban los enemigos de los judíos dominarlos, fue lo contrario; porque los judíos dominaron a los que los aborrecían.
(Ester 9:1 RVR2011)

Porque Amán hijo de Amadata el agageo, enemigo de todos los judíos, había ideado contra los judíos para destruirlos, y echó Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos. Mas como Ester vino a la presencia del rey, él intimó por carta: El perverso designio que aquél trazó contra los judíos, recaiga sobre su cabeza; y cuélguenlo a él y a sus hijos en la horca. Por esto llamaron a estos días Purim, del nombre Pur. Por todas las palabras pues de esta carta, y por lo que ellos vieron sobre esto, y lo que llegó a su noticia,
(Ester 9:24-26 RVR2011)

Así será la suerte del presidente iraní, y de todos los que desean aniquilar al pueblo judío, su mal caerá sobre su propia cabeza.

¡Dios mío, no te quedes callado! No guardes silencio ni permanezcas inactivo. Tus enemigos están alborotados y se rebelan en tu contra. Hacen planes en contra de tu pueblo; planean hacer el mal a quienes tú proteges. Ellos dicen: «Destruyámoslos por completo, que se olvide para siempre el nombre de Israel». Dios mío, toda esta gente se reunió para conspirar y han hecho un pacto contra ti: Edom*, los ismaelitas, Moab y los descendientes de Agar, Guebal, Amón, Amalec, los filisteos y los que viven en Tiro*. Hasta Asiria se unió a ellos y les dio armas a los descendientes de Lot. Selah* Trátalos como trataste a Madián, a Sísara y Jabín en el río Quisón. Tú los destruiste en Endor y sus cuerpos se pudrieron en el suelo. Trata a sus nobles como trataste a Oreb y Zeb; haz con todos sus líderes lo que hiciste con Zeba y Zalmuna, que decían: «Vamos a apoderarnos de los pastizales de Dios». Haz, Dios mío, que se vayan como un cardo rodando con el viento; que desaparezcan como paja que se lleva el viento. Como el fuego destruye los bosques e incendia las montañas, persíguelos y asústalos con tus tormentas; y llénalos de terror con tus tempestades. Señor, que se tengan que tapar la cara de vergüenza, para que vengan a buscarte y adoren tu nombre. Dios mío, haz que esa gente se sienta completamente humillada; llénalos de vergüenza y destrúyelos. Así sabrán que tú eres Dios, que tu nombre es Yavé* y que sólo tú eres el Altísimo sobre el mundo entero. 
(Salmos 83:1-18 PDT)

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