«¡Ay de los pastores que
destruyen y dispersan a las ovejas de mi rebaño!» —Dice el Eterno. Por tanto,
así ha dicho el Eterno y Elojím de Israel a los pastores que apacientan a su
pueblo: «Ustedes dispersaron a mis ovejas. No se hicieron cargo de ellas, sino
que las espantaron. Por eso ahora voy a hacerme cargo de ustedes y de sus malas
obras. —dice el Eterno. »Yo mismo reuniré al resto de mis ovejas. Las haré
venir de todos los países por los que las esparcí, para devolverlas a sus
apriscos. Allí se reproducirán y se multiplicarán. A cargo de ellas pondré
pastores que las cuiden y alimenten, Y nunca más volverán a tener miedo ni a
asustarse, y ninguna de ellas se perderá. —dice el Eterno. »Vienen días en que
haré que un descendiente de David surja como rey. Y será un rey justo, que
practicará la justicia y el derecho en la tierra. —dice el Eterno. »Durante su
reinado, Iehudá estará a salvo, e Israel podrá vivir confiado. Y ese rey será
conocido por este nombre: “El Eterno es nuestra justicia.” »Por lo tanto,
vienen días en que no volverá a decirse: “Viva el Eterno, que sacó de la tierra
de Egipto a los hijos de Israel” —dice el Eterno »sino que se dirá: “Viva el Eterno,
que sacó de la tierra del norte a los descendientes de la casa de Israel, y los
trajo de todos los países por donde los había dispersado, para que habiten en
su propia tierra.”»
(Irmeyahu 23:1-8)
Yo, su Adón y Elojím, estoy en
contra de ustedes, los pastores, y voy a pedirles cuentas de mis ovejas. Ya no
voy a dejarlas al cuidado de ustedes, ni tampoco ustedes van a cuidar sólo de
sí mismos; yo voy a librarlas de la boca de ustedes, para que no se las sigan comiendo.»
Sí, así ha dicho el Eterno: «Yo mismo voy a ir en busca de mis ovejas, y yo
mismo las cuidaré, tal y como las cuida el pastor cuando se halla entre sus
ovejas esparcidas. Yo las rescataré de todos los lugares por los que fueron
esparcidas aquel día nublado y oscuro. Las sacaré de los pueblos y países donde
ahora están, y las traeré a su propia tierra; las apacentaré en los montes y en
las riberas de Israel, y en todos los lugares habitados del país. Las
apacentaré en los mejores pastos, y pondré su aprisco en los altos montes de
Israel; allí dormirán en un buen redil, y serán apacentadas en los pastos
suculentos de los montes de Israel. Yo les daré a mis ovejas buenos pastos y
apriscos seguros. Así dice el Eterno. »Buscaré a las ovejas perdidas, y
devolveré al redil a las que perdieron el camino; les vendaré las patas a las
ovejas lastimadas, y fortaleceré a las ovejas débiles. Seré justo con mis
ovejas, pero eliminaré a las ovejas engordadas y rechonchas.
(Iejezquel 34:10-16)
yo las salvaré; juzgaré entre
una y otra oveja, y nunca más mis ovejas serán objeto de rapiña. Voy a ponerlas
al cuidado de un pastor que yo mismo les daré. Ese pastor será mi siervo David,
y él será quien las apacentará. Yo, el Eterno, seré su Elojím, y mi siervo David
será su príncipe. Yo, el Eterno, lo he dicho.
(Iejezquel 34:22-24)
»Mis ovejas no volverán a ser
el botín de guerra de las naciones, ni las fieras salvajes volverán a
devorarlas, sino que vivirán tranquilas y sin que nadie las espante. Su país
será famoso por su fertilidad, y no volverán a sufrir de hambre en su tierra,
ni las naciones volverán a avergonzarlas. Entonces mis ovejas sabrán que yo, su
Adón y Elojím, estoy con ellas, y que ellas son mi pueblo, el pueblo de Israel.
Dice el Eterno su Elojím. »Ustedes son mis ovejas. Son las ovejas de mis
pastos; ustedes son hombres, y yo soy su Elojím.» Así dice Adonay el Eterno.
(Iejezquel 34:28-31)
Israel es el rebaño de ovejas de Elojím, el Eterno. El puso reyes (pastores) para que las guiarán por el camino (la Torá) pero no lo hicieron sino que se desviaron del camino del Eterno y se perdieron. El Eterno dividíó el Reino de Israel en dos reinos: Israel y Iehudá por causa de la conducta del Rey Shelomó. Los reyes de los dos reinos tampoco obedecieron e hicieron que el el rebaño de Elojím (Israel) se descarriara. El Eterno dice en estas profecías que de la descendencia de David, el Rey, saldría un Rey Justo que congregaría a todo el rebaño de Elojím (Israel). Así dice Micah acerca de este Rey Justo.
Tú, Bet Lejém Efrata, eres
pequeña para estar entre las familias de Iehudá; pero de ti me saldrá el que
será Rey en Israel. Sus orígenes se remontan al principio mismo, a los días de
la eternidad. El Eterno los entregará hasta el momento en que dé a luz la que
ahora está encinta y el resto de sus hermanos vuelva con los hijos de Israel.
Se levantará para guiarlos con el poder del Eterno, con la grandeza del nombre
del Eterno su Elojím; y ellos vivirán tranquilos porque él será engrandecido
hasta los confines de la tierra.
(Micah 5:2-4)
Este Rey Justo guiará al pueblo de Israel (Iehudá e Israel) con la autoridad del Eterno, con la grandeza del nombre (autoridad) del Eterno su Elojím. ¿Cómo? Así dice el profeta Ieshayahu acerca de este Rey Justo.
Una vara saldrá del tronco de
Ishaí; un vástago retoñará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Eterno;
el espíritu de sabiduría y de inteligencia; el espíritu de consejo y de poder,
el espíritu de conocimiento y de temor del Eterno. Su deleite será temer al Eterno.
No juzgará según las apariencias, ni dictará sentencia según los rumores.
Defenderá los derechos de los pobres, y dictará sentencias justas en favor de
la gente humilde del país. Su boca será la vara que hiera la tierra; sus labios
serán el ventarrón que mate al impío. La justicia y la fidelidad serán el cinto
que ceñirá su cintura.
(Ieshayahu 11:1-5)
Pero además de congregar a todo el rebaño de Elojím (Israel) así dice el Eterno acerca de este Rey Justo:
y ha dicho: «Muy poca cosa es
para mí que tú seas mi siervo, y que levantes las tribus de Iaacob y restaures
al remanente de Israel. Te he puesto también como luz de las naciones, para que
seas mi salvación hasta los confines de la tierra.»
(Ieshayahu 49:6)
Shaúl, el emisario entre las naciones, dijo a los atenienses:
Porque Elojím ha establecido un
día en que, por medio de aquel hombre que escogió y que resucitó de los
muertos, juzgará al mundo con justicia.»
(Hechos 17:31)
Tu justicia es justicia eterna, Y tu Torah, verdad.
(Tehillim 119:142)
Matiyahu cita al profeta Ieshayahu en sus escritos acerca del Hijo de David, Iehshúa ben Iosef.
Este es mi siervo a quien yo
respaldo mi elegido, en quien me deleito. Pondré mi espíritu sobre
él y enseñara a las naciones cómo andar en mis caminos. No irá anunciándose a
sí mismo en público Ni andará haciéndose propaganda por las calles. Un arbusto
rasgado no romperá Ni la tenue llamita de una lámpara de mecha que se apaga terminará de extinguir. Él revelará el verdadero camino de la justicia. No se
cansará ni le harán renunciar de su tarea hasta que haya establecido la verdad
en la tierra, Pues aun en las costas lejanas esperarán sus enseñanzas.
(Matiyahu 12:18-21)