Lucas 15:10-32 VIN
(10) Les digo que del mismo modo hay gozo delante de los mensajeros de Elohim por un pecador que se arrepiente.
(11) Dijo además: “Un hombre tenía dos hijos.
(12) El menor de ellos le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde’. Y él les repartió los bienes.
(13) No muchos días más tarde, después de juntarlo todo, el hijo menor se fue a una región lejana, y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
(14) “Después que lo malgastó todo, vino una gran hambre en aquella región, y él comenzó a pasar necesidad.
(15) Entonces fue y se allegó a uno de los ciudadanos de aquella región, el cual lo envió a su campo para apacentar cerdos.
(16) Y él deseaba saciarse con las algarrobas que comían los cerdos, pues nadie le daba [de comer].
(17) “Entonces recapacitó y dijo: ¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí me muero de hambre!
(18) Me levantaré, iré a mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y ante ti.
(19) Ya no soy digno de que me consideres hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros’.
(20) “Así que se levantó y fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se llenó de compasión. Corrió y se echó sobre su cuello, y lo besó.
(21) El hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y ante ti, y ya no soy digno de que me consideres hijo tuyo”.
(22) Pero su padre les dijo a sus siervos: “Saquen enseguida el mejor vestido y vístanlo, y pónganle un anillo en la mano y calzado en los pies.
(23) Traigan el ternero cebado y mátenlo. Comamos y alegrémonos,
(24) porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y lo hemos hallado’. Y comenzaron a festejar.
(25) “Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando vino, se acercó a la casa y oyó la música y el baile.
(26) Llamó a uno de los criados, y le preguntó qué era aquello.
(27) Este le dijo: ‘Tu hermano ha vuelto, y tu padre ha mandado matar el ternero cebado, por haberlo recobrado sano y salvo’.
(28) Entonces él se enojó y no quería entrar. Su padre salió y se puso a rogarle [que entrara].
(29) Pero él le respondió a su padre: ‘Mira, tantos años que te he estado sirviendo como un esclavo, y sin desobedecer jamás tus órdenes; y nunca me has dado un cabrito para alegrarme con mis amigos.
(30) Sin embargo, tan pronto llegó ese hijo tuyo, que consumió tus bienes con prostitutas, mataste para él el ternero cebado’.
(31) “Entonces su padre le dijo: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
(32) Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y lo hemos recobrado”.
A continuación una explicación de este texto basada en el comentario de Ketriel Blad
El Padre, YHWH, tenía dos hijos, Yehudah y Efraim. Efraim era el más joven de los dos. Este, tomó la decisión de dejar a su Elohim e irse lejos, a los gentiles. Ya no quería celebrar el Shabat, ni obedecer la Torah, gastó su bendición heredada de Avraham entre los gentiles. Y cuando había perdido toda la herencia de sus antepasados, y ya no le quedaba nada de la identidad hebrea, tuvo una necesidad enorme y notó que estaba vacío.
Estaba sucio y maloliente porque no seguía la Torah de Dios que había llenado el corazón de sus ancestros. Estaba viviendo en pecado y comía cosas impuras; cerdo, conejo y mariscos. Además se estaba alimentando de filosofías paganas venidas de Babilonia y Grecia que no podían llenar su vida. Conocía todas las doctrinas de la Iglesia, pero su estómago estaba vacío. Necesitaba algo más.
Un día volvió en sí. Había algo dentro de él que todavía le llamaba. Cuando oía la música hebrea fue profundamente conmovido. Tenía ganas de acercarse a la casa de su padre, a Israel. No obstante, tenía miedo de ser acusado de “judaizante”, y de vivir “bajo la ley”.
Pero al final tomó la decisión de volver a sus orígenes hebreos, porque sabía que en ellos había comida que podía llenar su vida. Allí estaba la Torah y el Espíritu de Elohim que son el alimento que puede llenar su interior. Allí había pureza y alegría. Allí había celebraciones maravillosas que venían del cielo, no de Babilonia; fiestas que venían de Jerusalem y no de Roma. Estaba dispuesto a estudiar la Torah y a celebrar el Shabat con su Padre.
Cuando se acercaba a la casa de Israel, el Padre le estaba esperando. Su humillación fue cambiada en honra. Su identidad comenzó a restaurarse por completo, No necesitaba sentirse rechazado por no haber nacido como judío. Era un hijo pleno, totalmente aceptado por Su Padre.
Sin embargo, a su hermano mayor, Yehudah, no le gustó nada la idea de la reunificación de los dos hermanos. El tenía sus propios problemas y estaba todo el tiempo ocupado con su intento de cumplir las normas de su Padre. Se enfadó cuando vio a su hermano con el talit puesto. El no estaba dispuesto a compartir la herencia con su hermano que la había malgastado entre los gentiles. El no era judío, no había sido circuncidado en la carne. No había nacido de madre judía, ni se había convertido al judaísmo legalmente. Además tenía una pinta de gentil y no sabía comportarse como un judío. Era algo humillante para el. Pero la ultima palabra la tenia el Padre y sería dada: Yehudah, ustedes han estado siempre conmigo, y todas mis cosas son suyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano Efraim era muerto, y ha revivido; se había perdido entre los gentiles, y es hallado digno de ser llamado Hijo del Elohim viviente.
Continue leyendo el artículo "las dos casas de Israel y la restauración" por Stefhan A. Ben Najum.
No hay comentarios:
Publicar un comentario