Así los periódicos pintan los terroristas, ¡una imagen MENTIROSA!
ASÍ DICE EL ETERNO, DI-OS DE ISRAEL
Israel vivirá confiado;
sus descendientes vivirán en
paz.
En sus tierras habrá trigales y
viñedos,
y nunca les faltará lluvia del
cielo. Dichoso tú, Israel,
¿quién se te puede comparar?
El Señor mismo te ha salvado;
él te protege y te ayuda,
¡él es tu espada victoriosa!
Tus enemigos se rendirán ante
ti
y tú aplastarás su orgullo.”[e]
(Deuteronomio
33:28-29 DHHe (D))
e 33.29 Y tú aplastarás su orgullo: otra
posible traducción: y tú pisarás sus espaldas, o bien: y tú
pisotearás sus lugares altos, es decir, las colinas donde los enemigos de
Israel rendían culto a sus dioses.
Oración
pidiendo la guía de Dios[a]
De David.
Señor, a ti dirijo mi oración;
mi Dios, en ti confío:
no dejes que me hunda en la
vergüenza.
¡Que no se rían de mí mis enemigos!
¡Que no sea jamás avergonzado
ninguno de los que en ti
confían!
¡Que sean puestos en vergüenza
los que sin motivo se rebelan
contra ti! Señor,
muéstrame tus caminos,
guíame por tus senderos;
guíame, encamíname en tu verdad,
pues tú eres mi Dios y salvador.
¡En ti confío a todas horas!
Señor,
acuérdate del amor y la ternura
que siempre nos has
manifestado, pero no te acuerdes de mis pecados
ni del mal que hice en mi
juventud.
Señor, acuérdate de mí,
por tu gran amor y bondad. El
Señor es bueno y justo;
él corrige la conducta de los
pecadores y guía por su camino a los humildes;
¡los instruye en la justicia!
Él siempre procede con amor y verdad[b]
con quienes cumplen su pacto
y sus mandamientos. Señor, es
grande mi maldad;
perdóname, haz honor a tu
nombre. Al hombre que honra al Señor,
él le muestra el camino que
debe seguir;[c] le rodea de
bienestar
y da a sus descendientes
posesión del país.[d] El Señor es
amigo de quienes le honran,
y les da a conocer su pacto.
Siempre dirijo mis ojos al Señor,
porque él me libra de todo
peligro. Mírame, Señor, y ten compasión de mí,
porque estoy solo y afligido.
Mi corazón se aflige más y más;
líbrame de mis angustias. Mira
mis tristezas y trabajos,
y perdona mis pecados. Mira
cuántos enemigos tengo
que sienten por mí un odio
mortal. ¡Cuídame, sálvame la vida!
¡No dejes que me hunda en la
vergüenza,
pues en ti busco protección!
Que me protejan mi honradez y mi inocencia,
pues en ti he puesto mi
confianza. ¡Dios mío,
salva a Israel de todas sus
angustias!
(Salmos 25:1-22 DHHe
(D))
a Salmo 25 Súplica individual, en la que se
intercalan algunas reflexiones de carácter sapiencial (cf. especialmente los
vs. 12-14). Como se trata de un salmo
“alfabético”, las ideas se van sucediendo libremente. Véase Sal 9 nota a.
b 25.10 Él
siempre procede con amor y fidelidad: lit. todos los senderos del Señor
son amor y fidelidad. Este es uno de los numerosos casos en los que aparece
el binomio hésed (“amor”) y emet (“fidelidad”), términos que se
complementan mutuamente para resumir las características más esenciales de la
acción de Dios en favor de los hombres. Cf. Sal_89:14;
Pro_14:22. Véase Señor (b) en el
Índice temático.
c 25.12 Sal_34:7-12; Pro_3:6.
d 25.12-13
Deu_11:8-9; Sal_37:9,
Sal_37:11, Sal_37:29;
Mat_5:5.
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