martes, 15 de diciembre de 2009

Shabat Shalom - 4to Mandamiento

"Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el séptimo día es de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que viva contigo. Porque el Señor hizo en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo. Por eso el Señor bendijo el sábado y lo declaró día sagrado.
(Éxodo 20:8-11 DHH)


Así que los israelitas han de respetar la práctica de reposar en el sábado como una alianza eterna a través de los siglos. Será una señal permanente entre los israelitas y yo." Porque el Señor hizo el cielo y la tierra en seis días, y el día séptimo dejó de trabajar y descansó.
(Éxodo 31:16-17 DHH)

Dichoso el hombre  que sigue estos mandatos  y los cumple con fidelidad,  que respeta el sábado y no lo profana,  que tiene buen cuidado  de no hacer nada malo." Si un extranjero se entrega al Señor,  no debe decir:  "El Señor me tendrá separado de su pueblo."  Ni tampoco el eunuco debe decir:  "Yo soy un árbol seco." Porque el Señor dice:  "Si los eunucos respetan mis sábados,  y si cumplen mi voluntad  y se mantienen firmes en mi alianza, yo les daré algo mejor que hijos e hijas;  les concederé que su nombre  quede grabado para siempre  en mi templo, dentro de mis muros;  les daré un nombre eterno,  que nunca será borrado.
Y a los extranjeros que se entreguen a mí,  para servirme y amarme,  para ser mis siervos,  si respetan el sábado y no lo profanan  y se mantienen firmes en mi alianza, yo los traeré a mi monte sagrado  y los haré felices en mi casa de oración.  Yo aceptaré en mi altar sus holocaustos  y sacrificios,  porque mi casa será declarada  casa de oración para todos los pueblos.
(Isaías 56:2-7 DHH)


"Respeta el sábado;  no te dediques a tus negocios  en mi día santo.  Considera este día como día de alegría,
 como día santo del Señor  y digno de honor;  hónralo no dedicándote a tus asuntos,  ni buscando tus intereses  y haciendo negocios. Si haces esto, encontrarás tu alegría en mí,  y yo te llevaré en triunfo
 sobre las alturas del país  y te haré gozar de la herencia  de tu padre Jacob."  El Señor mismo lo ha dicho.
(Isaías 58:13-14 DHH)

También afirma el Señor:  "Así como el nuevo cielo  y la nueva tierra  que yo voy a crear  durarán para siempre,  así también durarán tus descendientes  y tu nombre. Y cada mes, en el día de la luna nueva,
 y cada semana, en el sábado,  todos los hombres vendrán a postrarse  delante de mí.  Yo, el Señor, lo he dicho.
(Isaías 66:22-23 DHH)

Dejemos que todos estos pasajes anteriores hablen por si mismo a nuestro corazón y que las palabras de nuestro Maestro y Señor nos dirija.

"No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su pleno valor. Pues les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimiento. Por eso, el que no obedece  uno de los mandatos de la ley, aunque sea el más pequeño, ni enseña a la gente a obedecerlo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos. Pero el que los obedece y enseña a otros a hacer lo mismo, será considerado grande en el reino de los cielos. "Porque les digo a ustedes que, si no superan a los maestros de la ley y a los fariseos en hacer lo que es justo ante Dios, nunca entrarán en el reino de los cielos.
(Mateo 5:17-20 DHH)

Los fariseos le preguntaron:
  --Oye, ¿por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en sábado? Pero él les dijo:
  --¿Nunca han leído ustedes lo que hizo David en una ocasión en que él y sus compañeros tuvieron necesidad y sintieron hambre? Pues siendo Abiatar sumo sacerdote, David entró en la casa de Dios y comió los panes consagrados a Dios, que solamente a los sacerdotes se les permitía comer; y dio también a la gente que iba con él. Jesús añadió:
  --El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Por esto, el Hijo del hombre tiene autoridad también sobre el sábado.
(Marcos 2:24-28 DHH)


Nínguno de estos pasajes enseña la abolición del sábado como día de reposo. El Maestro nos dice que cualquiera que no obedezca aún un mandamiento pequeño de la Ley y enseñe a otros a desobedecerlo será considerado pequeño en el reino del Mesías. También nos dice que el día de descanso, el sábado, se hizo para el ser humano y no el ser humano para el día de descanso. En otras palabras que no añademos mandamientos que Dios nunca dio con respecto a la observancia del sábado y que la vida y bienestar de un ser humano está por encima de cualquier mandamiento dado por Dios osea que es lícito hacer el bien, sanar, alimentar a otros en el día de descanso.

¿Quién cambió la observancia del sábado por el domingo?

el 7 de marzo de 321, Constantino I el Grande decretó que el domingo sería observado como el día de reposo civil obligatorio:
En el venerable día del Sol, que los magistrados y las gentes residentes en las ciudades descansen, y que todos los talleres estén cerrados. En el campo sin embargo, que las personas ocupadas en la agricultura puedan libremente y legalmente continuar sus quehaceres porque suele acontecer que otro día no sea apto para la plantación o de viñas o de semillas; no sea que por descuidar el momento propicio para tales operaciones la liberalidad del cielo se pierda.[1]
Rápidamente la Iglesia Cristiana, para entonces una fuerte e influyente institución, se adhirió a este espíritu legal para hacer del domingo una fiesta de observancia obligatoria: la segunda ley del Canon (ley eclesiástica) 28 del tercer Concilio de Orleans, en Francia, en el año 538 dC, proclama el descanso obligatorio del domingo con leyes más severas.



[1] Dado el séptimo día de marzo, Crispo y Constantino siendo cónsules cada uno de ellos por segunda vez. Codex Justinianus, lib. 3, tit. 12, 3; Philip Schaff, History of the Christian Church, Vol. 3 (1902), p. 380, note.

¿A quién obedeceremos a Dios o a los hombres?

¡Paz!


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