Tomado de: El Origen del Infierno, Ing. Mario Olcese Sanguineti (Apologista)
http://apologista.wordpress.com/2011/01/09/el-origen-del-infierno/
“INFIERNO”, explica la New Catholic Encyclopedia, es la palabra que “se emplea para indicar el lugar de los condenados”. Una enciclopedia protestante define infierno como “el lugar donde se castiga a los inicuos después de la muerte”. Pero las iglesias principales de la cristiandad no son las únicas que creen que hay un lugar donde se inflige castigo después de la muerte. Esa creencia se originó muchos siglos antes de que surgiera la cristiandad.
El infierno mesopotámico
Unos 2.000 años antes del nacimiento de Jesús, los sumerios y los babilonios creían en un mundo subterráneo que llamaban el país sin retorno. Esa creencia antigua se refleja en los poemas sumerios y acadios conocidos como “La epopeya de Gilgamés” y el “Descenso de Istar a los infiernos”. Estos describen la morada de los muertos como una casa de oscuridad, “la casa de la cual nadie que ha entrado en ella puede salir”.
Respecto a las condiciones que imperan allí, un antiguo texto asirio dice que “el otro mundo está lleno de terror”. El príncipe asirio a quien supuestamente se le concedió ver esta morada subterránea de los muertos testificó que le “temblaron las piernas” por lo que vio. Al describir a Nergal, el rey del mundo subterráneo, el príncipe escribió: “Con un clamor horroroso me gritó airadamente como una furiosa tormenta”.
Religiones de Egipto y del Oriente
Los egipcios de la antigüedad creían en la inmortalidad del alma y tenían su propio concepto del más allá. The New Encyclopædia Britannica declara: “Los textos funerarios de los egipcios describen el camino al otro mundo como estando lleno de peligros terribles: monstruos espantosos, lagos de fuego, puertas por donde no se puede pasar a menos que se usen fórmulas mágicas, y un barquero siniestro cuya intención malvada hay que frustrar por medios mágicos”.
Las religiones indoiranias desarrollaron diversas creencias acerca del castigo después de la muerte. Respecto al hinduismo, la Encyclopædia Universalis francesa dice: “Hay innumerables descripciones de los 21 infiernos ideados por los hindúes. Los pecadores son devorados por bestias salvajes y serpientes, asados laboriosamente, mutilados, atormentados con sed y hambre, hervidos en aceite, o pulverizados en recipientes de hierro o piedra”.
El jainismo y el budismo tienen sus propias interpretaciones del infierno, donde se atormenta a los pecadores impenitentes. El zoroastrismo, fundado en Irán, o Persia, también tiene un infierno: un lugar frío y hediondo donde se atormenta a las almas de los pecadores.
Es interesante notar que parece que los tormentos del infierno no son eternos según las creencias egipcia, hindú, jainí, budista y zoroástrica. Según estas religiones, después de un período de sufrimiento, las almas de los pecadores pasan a otro lugar u otra condición, dependiendo del concepto que tenga la religión en particular sobre el destino humano. Sus ideas acerca del infierno son similares al concepto católico del purgatorio.
Los infiernos griego, etrusco y romano
Los griegos de la antigüedad creían en la supervivencia del alma (psy•kjé, la palabra que también usaban para la mariposa). Llamaban Hades a la región de los muertos, y creían que la gobernaba un dios que llevaba ese mismo nombre. En el libro Orpheus—A General History of Religions, el erudito francés Salomon Reinach escribió lo siguiente acerca de los griegos: “Una creencia muy popular era que [el alma] entraba en las regiones infernales después de haber cruzado el río Estigia en la barca del viejo barquero Caronte, quien exigía como pasaje un óbolo [moneda], que se colocaba en la boca del difunto. En las regiones infernales, [el alma] comparecía ante los tres jueces de ese lugar [...]; si se le condenaba por sus delitos, tenía que sufrir en el Tártaro. [...] Los griegos hasta inventaron un limbo, la morada de los niños que habían muerto durante la infancia, y un purgatorio, donde se purificaban las almas mediante cierto castigo leve”. Según The World Book Encyclopedia, las almas que iban a parar al Tártaro “sufrían tormento eterno”.
En Italia los etruscos —cuya civilización precedió a la de los romanos— también creían en el castigo después de la muerte. El Dictionnaire des Religions comenta: “Los etruscos cuidaban mucho de sus muertos debido al concepto que tenían de las regiones infernales. Como los babilonios, ellos creían que eran lugares de tortura y desesperación para los manes [los espíritus de los muertos]. El único alivio para ellos venía de las ofrendas propiciatorias que hacían sus descendientes”. Otra fuente declara: “Las tumbas de los etruscos muestran escenas de horror que sirvieron de inspiración para las pinturas cristianas del infierno”.
Los romanos adoptaron el infierno etrusco y lo llamaron Orco o Infierno. También tomaron de los griegos los mitos acerca de Hades, el rey del mundo subterráneo, y lo llamaron Orco o Plutón.
Los judíos y las Escrituras Hebreas
¿Qué hay de los judíos que vivieron antes de los días de Jesús? Respecto a ellos, la Encyclopædia Britannica (1970) dice: “Desde el siglo V a.C. en adelante, los judíos estuvieron en contacto estrecho con los persas y los griegos, quienes tenían ideas muy avanzadas sobre el más allá. [...] Para el tiempo de Cristo, los judíos ya creían que las almas inicuas serían castigadas en el Gehena después de la muerte”. No obstante, la Encyclopædia Judaica declara: “En las Escrituras no hay ninguna indicación de este concepto posterior del Gehena”.
Esta última declaración es correcta. No hay ninguna indicación en las Escrituras Hebreas de que se castigue después de la muerte a un alma en un infierno de fuego. Esta doctrina escalofriante provino de las religiones posdiluvianas de Babilonia, no de la Biblia. La doctrina de la cristiandad sobre el castigo en el infierno se originó de los babilonios primitivos. La idea católica del sufrimiento remediador en el purgatorio se remonta a las religiones primitivas de Egipto y del Oriente. El limbo se tomó de la mitología griega. Las oraciones y ofrendas a favor de los muertos eran prácticas de los etruscos.
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