domingo, 22 de junio de 2014

Salmo 83 - La profecía cumpliendose frente a nuestros ojos.





 Oh Dios, no permanezcas en silencio; no calles, oh Dios, ni te quedes quieto. Porque, he aquí, tus enemigos rugen, y los que te aborrecen se han enaltecido. Hacen planes astutos contra tu pueblo, y juntos conspiran contra tus protegidos. Han dicho: Venid, y destruyámoslos como nación, para que ya no haya memoria del nombre de Israel. Porque de corazón han conspirado a una; hacen pacto contra ti: las tiendas de Edom (Jordania del Sury de los ismaelitas (Arabia Saudita), Moab (Jordania Central)  y los agarenos (Egipto), Gebal (norte del Líbano), Amón (Jordania del Norte) y Amalec (Sinaí), Filistea (Gaza) con los habitantes de Tiro (sur del Líbano); Asiria (Siria y norte de Irak) también se ha unido a ellos; se han convertido en ayuda para los hijos de Lot. (Selah) 
(Salmos 83:1-8 LBLA)


Trátalos como a Madián, como a Sísara, como a Jabín en el torrente Cisón, que fueron destruidos en Endor, que quedaron como estiércol para la tierra. Pon a sus nobles como a Oreb y Zeeb, y a todos sus príncipes como a Zeba y Zalmuna, que dijeron: apoderémonos de los prados de Dios. Oh Dios mío, ponlos como polvo en remolino; como paja ante el viento. Como fuego que consume el bosque, y como llama que incendia las montañas, así persíguelos con tu tempestad, y aterrorízalos con tu torbellino. Cubre sus rostros de ignominia, para que busquen tu nombre, oh SEÑOR. Sean avergonzados y turbados para siempre; sean humillados y perezcan, para que sepan que sólo tú, que te llamas el SEÑOR, eres el Altísimo sobre toda la tierra. 
(Salmos 83:9-18 LBLA)


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