»Porque en los días en que yo libere a Judá y a Jerusalén reuniré a todas las naciones y las llevaré al valle de Josafat. Allí las juzgaré por sus delitos contra mi posesión, mi pueblo Israel. Porque lo dispersaron por muchas naciones y se han repartido mi tierra. Las naciones han decidido repartirse la tierra de mi pueblo. Han regalado un niño para conseguir una prostituta. Vendieron niñas para comprar vino y emborracharse. »Tiro, Sidón y territorios de Filistea, ¿Qué tienen en contra mía? ¿Acaso me querían castigar por alguna razón? ¿O estaban tratando de hacer algo para lastimarme? Si es así, pronto haré que paguen por sus acciones.
(Joel 3:1-4 PDT)
Este mensaje del Señor tiene que ver con Israel. Mensaje del Señor, que creó los cielos, que echó los cimientos de la tierra, y que dio vida al ser humano: «Voy a convertir a Jerusalén en una copa de la que beberán todas las naciones vecinas. Jerusalén será atacada, y Judá caerá en una trampa. Pero yo convertiré a Jerusalén en una roca tan pesada, que quien trate de cargarla saldrá muy lastimado. Todas las naciones de la tierra se unirán para luchar contra ella.
(Zacarías 12:1-3 PDT)
Se acerca el día en el que el Señor vendrá a juzgar, y todo lo que les pertenece a ustedes será repartido delante de ustedes. Reuniré a todas las naciones para que luchen contra Jerusalén. La ciudad será capturada, las casas serán destruidas y las mujeres serán violadas. La mitad de la población será expulsada de su tierra, pero el resto de los habitantes permanecerá en la ciudad. Entonces el Señor saldrá y luchará contra esas naciones, como ha peleado en batallas anteriores.
(Zacarías 14:1-3 PDT)
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