Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni
caliente. ¡Yo desearía que fueras frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio y no frío ni
caliente, Te vomitaré de Mi boca. Por
cuanto tu dices: Yo soy rico, y me he enriquecido y de nada tengo necesidad.
Pero no sabes que eres un desechado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo. Por tanto, Yo te aconsejo que compres de Mí
oro refinado en el fuego para que seas rico, y vestiduras blancas para
vestirte, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez. Y unge tus ojos
con colirio para que veas. Yo
reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso y haz teshuvah. He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo; si
alguno oye Mi voz y abre la puerta, Yo entraré a él y cenaré con él y él
Conmigo. Al vencedor le concederé
que se siente Conmigo en Mi trono, así como Yo he vencido y Me he sentado con
Mi Padre en Su trono.
(Revelación 3:15-21)
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