En aquel tiempo había en Yerushaláyim un hombre llamado Shimón, y este hombre era tzadik y devoto; esperaba la consolación de Israel, y la ruaj haqodesh estaba sobre él. A él le había revelado la ruaj haqodesh que no vería la muerte antes que viera al Mashíaj de YHWH. Movido por la ruaj, entró en el bet hamikdash; y cuando los padres trajeron al niño Yeshúa para hacer con él conforme a la costumbre de la Torá, Shimón lo tomó en sus brazos y bendijo a Elohim diciendo: “Ahora, Adonay YHWH, despide a tu siervo en paz conforme a tu palabra; porque mis ojos han visto tu salvación que has preparado en presencia de todos los pueblos: luz para revelación de las naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
(Lucas 2:25-32)
dice así (YHWH): No basta que seas mi siervo para que restablezcas las tribus de Yaacob y restaures el remanente de Israel. He aquí Yo te pongo por luz de las naciones, Para que mi salvación alcance los confines de la tierra.
(Yehshayá 49:6)
¡Cuán bienaventurados son todos los que en El se refugian!
(Tehilim 2:12)
¿Quién ha subido al cielo y ha descendido?
¿Quién ha atrapado al viento en el hueco de su mano?
¿Quién ha envuelto las aguas en su manto?
¿Quién puso los confines de la tierra?
¿Cuál es Su Nombre y cuál es El Nombre de su hijo?
¡Seguramente tú sabes!
(Mishlei 30:4)
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